Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

» Dormir

Hablemos de las necesidades. Si usted tiene frío, hambre y sueño, y le dieran a elegir cubrir una, sólo una, de esas necesidades... ¿cuál elige?

Si cubre el frío, usted estará calentito con su cachito de felicidad logrado, pero la panza no le va a parar de hacer ruido, y entre bostezo y bostezo, lo único que va a querer es un chocolate y una cama, olvidándose por completo de que hace un rato, usted tiritaba como si anduviera descalzo por la Antártida.

Si prefiere cubrir el hambre, cualquier alimento que ingiera le va a caer mal, porque el castañeo de los dientes complica la masticación y temblando de frío y sueño, no hay digestión que aguante.

Ahora bien, si elige cubrir la necesidad de sueño, usted será feliz, porque dormido profundamente, ni se dará cuenta del hambre y el frío, y en el peor de los casos, podrá soñar con ríos de dulce de leche y caricias de lana, que la inconsciencia onírica da para todos los gustos y cubre todas las necesidades.

Siga mi consejo: siempre que pueda elija dormir. Duerma, sueñe. Sólo así dejará de sentir hambre y frío [y otras cuantas necesidades que el Genio de la Lámpara de Aladino no anda con ganas de cubrir].

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