Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

» Siete vidas

Me estrujó el alma y me dejó lloviendo,
de adentro para afuera, torrencialmente.
Así fue la primera de mis muertes. De mis muertes de amor.
Y supe que la muerte tiene gusto a sal; a sal de mar; de mar de lágrimas.
Y me naufragué encima. Y me morí de amor. Pero reviví.
Las muertes que siguieron me acostumbraron a morir y ya no agonicé tanto ni me desangré entera por los ojos.
Logré transmutar el insomnio en sueños inodoros, incoloros e insípidos. Sueños de agua transparente.

Porque dicen que siempre caigo de pie.
Porque dicen que tengo siete vidas,
y si tuviera que volver a vivirlas,
[te lo juro] elegiría volver a morir las siete veces de amor.

» Instrucciones para lavar culpas

- Se pone el tapón blanco [o de otro color, da igual] en el correspondiente agujero de la bañera
- Se abre la canilla caliente [sólo caliente al principio]
- Se agregan las sales de baño [lavanda, ¿qué otra para "lavar" culpas?]
- Luego se abre la canilla fría para mezclar con la caliente [las medias tintas para las culpas son fundamentales, ya que se pueden analizar los extremos y obtener un promediado "por qué" bastante coherente]
- Una vez llena la bañera [no del todo, tenga en cuenta el "principio de arquímedes" *], se cierran las canillas, se apagan las luces y se prende la "vela hornito" [el aceite de tilo contribuye a que el lavado de culpas sea tranquilo y en paz]
- Se pone música [Roger Waters, en este caso como su "falso apellido" lo indica, sirve perfectamente para lavar culpas... O su versión original Floyd]
- Se sumerge en la bañera, dependiendo del tamaño de uno [y de la bañera] intentando que el agua llegue a la altura de las orejas. Si no le resulta fácil, pruebe flexionando las rodillas o asomando los pies por el extremo opuesto a sus orejas, [que es donde generalmente están los pies]
- Una vez lograda la posición más cómoda proceda a quedarse muy quietito para que el agua deje de hacer olas. Ahora sí. No piense. Cierre los ojos. Deje que el agua entre en las orejas y la música suene como de lejos, con ese eco extraño que adquieren las cosas bajo el agua y las culpas mientras se están lavando [y, habitualmente, todos los ruidos y voces adentro del baño].

- Dé por terminada la sesión cuando sienta que:
A) El agua está helada y usted es una cosa azulada con los labios morados
B) El hambre le está haciendo mirar el jabón y la esponja con ojos de sanguchito
C) Sienta que el agua que entraba por las orejas se empieza a convertir en lágrimas que salen por los ojos
D) Se le empiecen a arrugar los dedos del alma de tanto remojo de culpas propias, ajenas, pasadas y futuras.

Ojo! Este método es efectivo sólo para lavar culpas. De ningún modo la culpa se va a ir, pero va a quedar limpita, y lo que está limpito, se sabe, se puede guardar perfectamente en un cajón.



» * Principio de Arquímedes: un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido estático, será empujado con una fuerza igual al peso del volumen de líquido desplazado por dicho objeto.