Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

» Promesa de lluvia

Llevaba días deseando la lluvia. Me aburren los cielos siempre azules. Necesito chaparrones de vez en cuando [la dosis justa... ¿una vez por semana?]

El calor venía amasando una buena tormenta, de esas violetas y grises, con pinta de cabronas. ¡Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva!.

Abrí todas las ventanas porque al aire se le ocurrió ponerse fresquito, con olor a "va-a-llover" y albahaca de las macetas. Los relámpagos cruzaban desde todos lados dando, gratis, un show de luces en el pedazo de cielo cuadrado de mi patio cuadrado. Para el aplauso, de verdad.

Y estalló el agua. Y empezó a llover, no desde arriba, sino como de costado, paralela al horizonte corría el agua. Y llovió fuerte, llovió mucha lluvia... pero llovió un rato, nada más...

A veces pienso que esta ciudad no sabe nada, y por no saber, ni siquiera sabe llover.


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