Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

» Instrucciones para una limpieza profunda [del alma]

En primer lugar debe barrer las últimas sensaciones de la superficie, con un escobillón de cerdas [no los de plástico] para arrastrarlas parejito y que no se queden en los zócalos del alma.

Luego, coloque en un balde un chorro de limpiador de recuerdos mezclado con 2/3 partes de lágrimas derramadas inutilmente [de esas que siempre abundan] y unas gotas de desinfectante para los males de amores.

Sumerja un trapo suave en el balde y escúrralo bien. Proceda a pasarlo en el sentido contrario a las agujas del reloj, para ir sacando los recuerdos más frescos y así llegar a los que están más arraigados.

Una vez quitado lo superficial es probable que aparezcan heridas que no estaban a la vista. No logrará removerlas pero sí disimularlas. Para ello utilice una esponjita con un producto onírico de amplio aspectro, y así logrará que se mimeticen con algún sueño que haya tenido y no parecerán tan reales.

Hay almas que no se recuperan tan fácilmente, asi que puede que sea necesario pulir para obtener brillo, para lo cual existen en el mercado numerosas fórmulas para hacer brillar el alma, en diferentes presentaciones. Las más conocidas son las franelas de mimos desinteresados, las escobillas de cosquillas para carcajadas sonoras y los guantes de abrazos apretados sin ningún motivo aparente. Estos productos lograrán pulir y hacer brillar su alma, más allá del grado de deterioro que tenga.

Una vez limpia y brillante, su alma estará lista para querer y dejarse querer nuevamente. Le recomendamos especialmente antes de someterla a la peligrosa intemperie, recubrirla de una fina capa de amor propio en spray para que la próxima limpieza no sea tan dificultosa, y evitar así que con el tiempo y las pulidas queden daños que no se puedan reparar, y se generen grietas donde se acumulen recuerdos inaccesibles que nunca [pero nunca] podrá quitar.

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