Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

» Comportamiento animal

Todo el día estuvieron acurrucadas ahí abajo [o ahí arriba, desde mi ángulo]. No se movieron de ese refugio ni se miraron, ni nada. Llegué a imaginar que estaban ahí para sostener el aire acondicionado, que si salían volando el aparato se caería [como esos "apolos" de piedra que sostenían templos y columnas y partenones y hoy fueron degradados a sostener balcones].

No soy de las que estudian el comportamiento animal, ni muero por los documentales donde muestran el apareamiento del koala, pero inventé que eran pareja [sí, les puse nombres también pero no los voy a decir].

Decidí que se estaban queriendo como de costumbre, [o que se habían acostumbrado a quererse] pero que no necesitaban comunicárselo de "palabra" [sí, mis palomas dicen "palabras", en idioma colombófilo, pero idioma al fin].

Decidí que estaban juntas, pegadas, para asumir el invierno, para apechugar el frío, para contagiarse calor. Que esa ya era una muestra de sobra de lo que era quererse, buscar el cuerpo del otro y acurrucarse.

No sé cómo sonríen las palomas, pero me pareció que estaban contentas así, que la compañía era suficiente, que se estaban dando lo que sus plumas pedían, lo que el invierno sugería, lo que la soledad invitaba.

No. Es verdad. No tengo idea de comportamiento animal. Pero me gustó pensarme un rato paloma, y saber que a veces alcanza con la compañía silenciosa, y sentir que se puede estar bien sin palabras de más, y confirmar que se puede querer desde ese cuerpo pegado, y que se puede estar feliz sin tener que demostrárselo a todo el mundo, y tener la certeza de que se puede salir volando en cualquier momento, sin que nadie te venga a reclamar que dejaste caer el aire acondicionado.

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