En los tiempos donde la palabra escrita y sellada a lengüetazos de sobre tenía un valor especial, los buzones
cumplían una misión muy importante. Eran los custodios de esas
palabras, los encargados de mantener incorruptos los juramentos de amor,
de preservar la frescura y la espontaneidad de los relatos y los
chismes, de conservar los sentimientos y los significados con la
intensidad con que fueron escritos, de sostener en pie invitaciones y
rechazos...
Los buzones sabían respetar [y congelar] ese otro tiempo real,
ese que transcurría entre el momento en el que las palabras salían de
la mano y se encerraban en un sobre [con premeditación, alevosía, y
sello postal], y el instante en el que otros ojos las leían.
En
pleno tercer milenio yo sigo mandando cartas con manchitas de tinta y
borrones, sin pasarlas en limpio, palabras en crudo... pero ya no me fío
nada del poder de los buzones.
Me contaron que el tiempo y la
falta de uso los fueron deteriorando, que hoy están llenos de agujeritos
por donde se escapan las pasiones y la espontaneidad. Ya no pueden
conservar adecuadamente la fuerza de la palabra, y cuando la carta llega
a destino, suele llegar medio rancia, con vestigios de la sinceridad
con la que fue escrita.
Así que puede ser que un día de estos
encuentres en tu buzón, desorientada entre las ofertas del súper y la
boleta del gas, una carta con estampilla. Puede ser que la abras y esté
vacía, que las palabras se hayan evaporado en el buzón [con su
incapacidad de retenerlas, intactas].
Pero si así y todo
insistieras y lograras leer alguna de esas palabras, no les hagas caso,
perdieron su fuerza, son palabras leídas a destiempo, vacías de
emociones, desnudas de pasión, que alimentaron un rato el buzón de mi
alma y hoy llegan a vos borradas, en silencio, casi muertas.
Pobre buzón...
ResponderEliminarsiempre parado en la esquina
recibiendo por tu herida
pedazos de corazón...
Te la pasás noche y día
y acumulás la alegría,
la tristeza o el dolor;
a nadie le decís nada
porque a tu boca estirada,
porque a tu boca estirada
le falta conversación.